Los conflictos con otros niños, además de ser inevitables, bien gestionados, pueden ser un refuerzo positivo para la educación en valores de nuestros hijos.
Aunque la palabra conflicto entraña en sí misma un significado que a priori todos relacionamos con problema, y es cierto, cuando hay un conflicto hay sensación de desasosiego y mal estar, si lo analizamos fríamente y somos capaces de llegar a un acuerdo con la otra parte, pasa algo mágico y nuestras sensaciones son bien distintas, nos da seguridad nos ayuda a empatizar, además de que la relación con la otra parte se ve reforzada.
Es muy importante ayudar a nuestros hijos a manejar su asertividad, deben de ser capaces de decir que no cuando algo no es de su agrado, a veces este apartado entra en conflicto con ciertos matices de la obediencia, pero les resultará mucho más beneficiosa una actitud colaborativa con los demás que defensora en exceso de sus intereses, es evidente que el rango moral con el cual ellos juzgan es bajo, y ahí está nuestra labor, encaminar de forma adecuada este enjuiciamiento moral que les dicta lo que es correcto o no.
Los expertos discriminan cinco actitudes diferentes hacia los conflictos:
·
Evitación ( poca colaboración y poca asertividad)
El perfil se detecta por que evitan el conflicto, esto no les ayuda a superarlos por lo que permanece en estado constante de conflicto y siente impotencia para enfrentarse a otros conflictos futuros.
·
Competición(poca colaboración alta asertividad)
Supone no respetar intereses ajenos, no supera el conflicto por lo que permanece en estado constante de conflicto, incluso después de conseguir sus objetivos sigue en estado de alerta porque tiene un nuevo enemigo.
Acomodación (alta colaboración baja asertividad)
Supone abandonar completamente sus propios objetivos, por lo que en principio puede parecer que no tiene conflicto en realidad el mayor conflicto es interno, teniendo sensación de inferioridad e insatisfacción.
· Compromiso(media colaboración y media asertividad)
A medio camino entre acomodación y competición, sin duda no es el fin pero si el camino, produce más satisfacción que las actitudes de acomodación y competición. Puede que la consecución parcial de objetivos no sea del todo satisfactoria.
· Cooperación(alta colaboración alta asertividad)
Supone enfocar la situación con objetivos comunes entre ambas partes, la otra parte deja de ser un problema y pasa a ser un colaborador, las soluciones son las más constructivas y refuerzan las relaciones interpersonales, además de dotar a las partes de seguridad al sentir que controlan a su entorno.
Con niños todos estos casos son mucho más complicado, porque el niño no tiene definida su personalidad y puede ir saltando de perfil en perfil en cada conflicto dependiendo de otros factores como el entorno si está en su casa o en el parque o incluso si tiene hambre o sueño, no obstante nosotros como educadores debemos tener el olfato agudizado para adelantarnos a futuras actitudes poco adecuadas para su feliz incorporación a la sociedad.
Todos los conflictos son muy parecidos, dos niños quieren el mismo juguete o dos países quieren el mismo trozo de tierra, Analicemos los conflictos infantiles, ¿en qué se diferencian de los de los adultos?
Todo desarrollo intelectual es una superación de conflictos que se provocan a un nivel inferior del desarrollo. (Jose Ángel Paniego)
No hay comentarios:
Publicar un comentario