Aunque somos conscientes de la importancia del lenguaje en nuestra vida cotidiana como elemento de comunicación,la verdad es que el lenguaje es mucho más que eso ya que con el formamos nuestros pensamientos y de ahí nuestra percepción de la realidad.
Cuando nos dirigimos hacia niños o niñas el empleo de un lenguaje y un tono apropiado son claves ya que ellos están conformando su realidad y su personalidad a través de los mensajes que recibe de las personas que son importantes para ellos.
Muchos de los problemas de autoestima vienen propiciados por mensajes de padres/educadores sin ser conscientes de ello, es más la mayor parte de las veces el uso de este tipo de mensajes tienen un fin de motivación hacia los pequeños.
Actitudes muy comunes son las de no valorar los esfuerzos, habilidades o cualidades del niño haciendo más hincapié en sus defectos "etiquetándolos" como, torpes,malos o irresponsables, adjetivos que sin duda son injustos ya que califican el comportamiento del niño en su conjunto, enviándoles el mensaje de que son así y que el cambio de comportamiento depende de ellos, pero y si no saben, bajarán los brazos, se conformaran y lo peor de todo creerán que esa es su condición minando su autoestima.
Por todo esto cuando queramos corregir actitudes y comportamientos de nuestros hijos debemos centrar nuestra conversación o exposición de la actitud incorrecta con principio y fin, quiero decir, centrándonos en el hecho concreto, "no ha estado bien esto que has hecho, ya sabes que tu no eres así", es mucho mejor que "mira que eres malo ,"NO... LO MALO ES LO QUE HAN HECHO, NO ELLOS.
Así que tenemos dos opciones cuando queramos reprender un comportamiento inapropiado, una sería llamarle la atención por su conducta, por lo que hizo mal, y la otra es atacarle por lo que es. En el primer caso al centrarnos en la acción la posibilidad de cambio/mejora es alcanzable, en cambio la segunda opción el mensaje implícito es que el es malo, que la maldad está dentro de el y que su acción no es más que un reflejo de ello.
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